Sigo aquí…

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Durante años de viajes cortos, paso a paso cada huella en el camino es un verso escrito en el mundo, narrado por los corazones de la gente que vamos tocando. Diez años de poemas, que narran cada sentimiento sentido, desgarrado, violento y absurdo, que se fue sintiendo en cada flor y en cada estrella.

Estar vivo

Después de un baño preparo el delicioso café de Puebla que traje conmigo, sirviéndolo en mi tasa verde y mientras escucho la campanilla que indica con gozo que el pan tostado esta listo. Después de untar cajeta quemada, pausar la música lavarme los dientes, me miro al espejo acomodando cada uno de mis cabellos, paso la mano por la barbilla perfectamente afeitada y mirándome a los ojos me ofrezco una sonrisa.

El cielo apenas con unas nubes navegantes dejan pasar los rayos del sol que acarician con cariño los pétalos del parque, -la tierra se siente fresca- pienso, aunque llevo botas, pero este pensamiento es distraído por la corneta del heladero; los mejores veinticinco pesos que alguien puede invertir en este parque.

El taquero, la señora de la fruta, incluso algunos transeúntes me saludos con la magnífica sonrisa sabatina.

Por la tarde preparo la mejor sopa de vegetales que se haya preparado en la tierra, y muevo el cucharon al ritmo de la música, pues también le preparo unos huesos para el pequeño Hashi.

Un baso de soda, pongo mi serie favorita y las mariposas anuncian los últimos días de invierno, a decir verdad, no ha habido tarde tan tranquila y hermosa como estas últimas.

Después de un día satisfactorio, lleno de risas y la pancita llena uno puede irse a la cama satisfactoriamente, abrazar su osito de peluche y conciliar una tregua con Morfeo.

En esas horas de oscuridad y plata, uno puede sentir paz y tranquilidad, uno puede soñar y roncar, protegido del mundo en cuatro paredes y unas cuantas cobijas.

Al siguiente día, el baño es revitalizante, el café aromático y vuelvo a observarme en el espejo, bien afeitado, aliento fresco… ofreciéndome la gran sonrisa de pánico y terror: sigo vivo.

Fernando B. Salgado

Desaparecer y ya

“Se que tu vida no ha sido fácil, pero has estado sólo mucho tiempo y has demostrado que puedes.”

¿Es un punto medio? No soy lo suficientemente miserable para quitarme la vida, pero tampoco lo suficientemente alegre para dejar de desear la muerte.

Si existe una forma de decir la mentira perfecta y al mismo tiempo la verdad absoluta al mismo tiempo, dios la encontró al crearme… en caso de que exista dios.

El final es un hecho innegable que la soledad es inherente en la existencia de esto que soy, si es que existo. Al final todos se van, al final, de los puntos suspensivos se van difuminando: primero uno y después otro. Después de todo llego a la conclusión ¿Qué importa? ¿Qué más da? Siempre hay promesas, siempre quieren estar con uno, siempre quieren entender y conocer, pero son palabras, y como toda palabra al paso del tiempo es olvidada; muere. El interés, el amor, la compañía, la preocupación… siempre terminan y cuando terminan son primero un paciente terminal, y justo antes de terminar se vuelven una lengua muerta.

Cada palabra, cada verso, cada sonrisa y cada beso, al morir se llevan consigo un poco de fe, un poco de mí, hasta que una tumba se vuelve mausoleo, y este se vuelve panteón. La procesión continuara hasta que sea una isla desierta y pierda todo de isla; quizás aquí paren, únicamente en el desierto, solo un desierto, ciertamente solo.

Ahora me amo, antes no me amaba, ni siquiera me caía bien yo mismo. Pero ahora mas que nada me acepto y me amo porque tengo que aceptarme y quererme. Mas por obligación que por humanidad, y es que es tan difícil estar conmigo, yo lo se y lo reconozco, yo más que cualquiera de ustedes, me voy a la cama conmigo, despierto y me baño conmigo, me bajo los pantalones y me siento en el inodoro conmigo, tomo mi café, desayuno, eructo y maldigo, siempre conmigo. Que difícil, que pesado, soy el único con la obligación de soportarme, de apoyarme, de hablarme y escucharme, solo yo y nadie más. Todos pueden irse, pero yo me quedo. Nadie los culpa, créanme, porque si yo pudiera, también me iría y me dejaría solo.

Aceptar este destino no fue tan fácil como escribirlo, pero después de aceptado es menos fácil vivir con la conciencia de la soledad que volver a engañarse, autoengañarse con cuentos de hadas, con amistades fantásticas, con un yo merecedor de eso que llaman felicidad y no tregua. Yo que de la vida mame el ceno del ajenjo, y el hada verde acaricio mis sueños adolescentes ¿Qué puedo esperar de adulto? Si es que soy un adulto, y no un niño encerrado en un cuarto bajo la cama llorando sobre el polvo, haciendo charquitos de mugre hasta dejarse la cara negra, moldeándose una máscara de barro ultra absorbente, ultra seca, ultra sonriente ¡solo le falta oler a manzanilla!

Escribo solo porque estoy cansado, escribo solo porque no quiero dormir, pero tampoco quiero la vigilia ¿Tengo derecho a querer? ¿Tengo algún derecho? ¿Tengo? Desaparecer, no morir ni vivir, solo desaparecer sin más ruido, sin bulla, sin misa, sin ataúd ni arrepentimientos fingidos. Solo desaparecer y ya. Dicen que siempre puedo, como si enserio estuviera pudiendo en este momento.

Fernando B. Salgado

20

PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos”.

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos
           árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis
          brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda

Un novio poeta

La tarde de un miércoles
con su natural cualquiera
con su frio y soberano congelar
de mis pies y manos.

Eres, amada mía,
constante en mi pensamiento,
vives en cada pulso,
musa de mis versos.

Imagino, a veces, charlas
que si el destino quiere
tendremos en algún café
entrelazando las miradas.

Mujer solo de ella misma,
temerosa de tus fantasmas,
preocupada de sus infiernos,
amazona de su pasado.

Seré tu Dante y tu cuervo,
la capa que te oculte del mundo,
seré tu espada
dentro del sombrero.

Imagino las noches abrazados,
solos con la luna, imaginando,
cuentos y mundos fantásticos
quisa tomes mi mano,
me hables de tu mundo
de tus espectros…
entonces yo te mire a los ojos
y con un beso sepas
que no hay más miedo.

Si el corazón tiembla
piensa en mí,
si la noche pasa
y no puedes dormir
toma el móvil
mira mi nombre y marca.

Mujer amada, mi niña,
mi amor, mi sueño de hadas,
nos merecemos mutuamente
te mereces un novio poeta,
te mereces la magia
que haces nacer y proyectas.

Fernando B. Salgado

Sin destinatario

La obsidiana de tus ojos
espejo de mi alma,
tu cabellera de otoño
el sendero de mis dedos.

Sean pues
las palmas de tus manos
el sagrado llamado
de mis manos,
entrelácense nuestros dedos
formemos dos decenas,
que caminan por un sendero.

Poco importa
extensa distancia
o poco tiempo,
cuando nacen y coinciden
dos corazones en un momento.

Ay, amor, cariño, mujer
cuantas de mis letras faltarían
para una sola de tus sonrisas.
Pareciera que fue ayer
cuando como pluma en el viento
me llevo tu trato atento.

¿Dime, cariño mío
si este poeta no cruzaría
mas de dos mundos
para encontrarte?

Ahora que espero
y si no te espero
voy a tu encuentro.
Pareciera que llevaba
queriendo este encuentro
desde antes de conocerte.

Casualidad o causalidad
¿Qué mas da?
¿Qué poco importa?
Si nos tenemos aquí y ahora.

Este loco no quiere soltarte
ahora que mis versos son tuyos
amor mío, desde que en mi pensamiento
te paseas libremente.

Fernando B. Salgado

Cuestión nocturna

Tus ojos mirence en mis ojos
sea tu sonrisa, amada mía,
campanillas de un nuevo día
que invitan a mi alma
su letargo abandonar.

Cada noche a las puertas
de la rivera nocturna
estiro mi mano entre sueños
imaginando lograr tocar la tuya.

Apenas una noche escuché
tu voz élfica y hechicera;
solo una noche basto
para que fuera la única
que mi alma desea.

¿Piensas tú, amor mío,
es prematuro mi sentir?
Sea de vuestro corazón,
que pronuncia palabras sinceras,
mensajera tu boca
-boca de mi deseo y desvelo-
y anunsieme el adjetivo
que guarda tu alma sobre mi ser.

No tengo prisa de tu boca,
mis manos sabrán
esperar tus manos;
pues ya varios años
te esperaba y te buscaba
sin saber que eras tú.

Solo dime, mi dama de otoño,
si uno de tus latidos
corresponde el sentimental canto
de tu fiel enamorado,
y pondré a tu servicio
todas mis armas y mis sagrarios.

Fernando B. Salgado

El estribo

Te escribo estas palabras con el ultimo aliento de fe. Se que no leerás jamás esta ultima letanía.

Ingenuo he sido al pensar que seria diferente esta vez, porque al fin el universo o algún dios piadoso había dado recompensa al pasado de mi corazón. Pero la verdad es que solo fue un mal chiste del destino, no llegamos a ser nada y termine enamorándome como un loco.

A pesar de saber desde un principio que entraba en la boca del lobo, mi ultima esperanza me hizo avanzar. Pero tu, tu lo hiciste todo bien, y por eso fue que te ame, yo fui quien a pesar de ver las señales, apreté el acelerador a fondo y y en la curva solté el volante.

Se que te di mi palabra que lucharía por ti, que no me … pero el caso es que ya no soy tan fuerte y resistente como antes. Esta alma tan ajada por tropezar ya no es lo que era antes. Mi aguante emocional esta cansado, y yo también estoy cansado, cansado de los juegos de conquista, de las historias de mi vida y responder preguntas de mi pasado, presentarme e intentar traducir mis sentimientos a otros oídos. Estoy cansado de esperar, de dar necesitando algo a cambio, de esperar sin obtener nada a cambio.

Quizá suene egoísta, pero es que este fuego no arde sin combustible, pretendes calentarte en invierno pero no quieres avivar la hoguera. Y créeme, si pudiera te lo ofrecería todo, todo mi calor y todo mi fuego griego a tus pies, pero el caso es que ya te di todo lo que pude tener, y no logre hacer del invierno primavera.

Cómo quiero comenzar la primavera? Ventajas emocionales del invierno - CPI  - Centro Psicología Integral