Carta ante un sucidio

sangre

Algunos pensaran que el suicidio es un acto de cobardía, pero se necesita de mucho valor, no cualquier persona es capaz de tomar una navaja y sostenerla contra su muñeca, justo por encima de la arteria radial, y realizar un fino corte, pequeño, de tal manera que no dañe los tendones, pero suficiente para perforar de lado a lado el gran vaso, quien diría que una incisión menor a una pulgada puede matarte lentamente, de forma que solo sientes el ardor del corte y tienes la certeza que será el último dolor que sentirás, miras salir la sangre, fluyendo roja como un pequeño riachuelo por el cual a cada segundo que fluye ese caliente liquido rojo se escapa tu vida, dejándote ese frio que comienza a hacerte temblar, un escalofrió recorre tu espina, tu respiración es lenta, suave, sabes que estas muriendo, sientes el miedo, y frente a ello quizás sientes arrepentimiento, pero aquel fluido escarlata que ahora hace un charco en el piso te avisa que es muy tarde, que no hay marcha atrás.

E escuchado varias veces que cuando uno muere su vida pasa frente a ellos, odiaría que eso pasara, suficiente he tenido con vivir una vez como para volverlo a ver, pero ya que, después de esta noche no tendré que volverlo a vivir o a recordar, ya no le hare más daño a nadie, ya nadie me hará más daño; todos estarías mejor si yo no hubiera existido, si vuelvo a nacer me esforzaré por morir en el parto, quizás de vueltas hasta ahorcarme con el mismo cordón umbilical.

Mis manos se entumen, me duelen las articulaciones de las muñecas, de mis dedos, ¡Ah! ¡Duele mucho! un pequeño temblor en todos mis músculos me causa gran malestar, unas ligeras nauseas se apoderan de mi estómago, quiero moverme pero no puedo, mis pies están adormecidos, y mis dedos están muy fríos, duelen.

-Quizás alguien llegue a ayudarme- pienso entre el sentimiento de arrepentimiento,  pero es inútil, escogí hacerlo a esta hora pues a esta hora nadie vendrá, unas lágrimas se deslizan por mis mejillas tan fluidamente como la sangre de mis muñecas. El ardor casi desaparece, cada vez siento el cuerpo más frio, y más liviano, tengo mucho miedo, quizás cometí un error… -Da igual, a nadie le haré falta, nadie se percatara de mi ausencia- mi último pensamiento me hace sonreír de una manera enferma y débil, mientras las lágrimas y la sangre no dejan de brotar.

¡¡¡Brota, brota, brota!!! ¿Por qué no deja de brotar? Quisiera que todo terminara de una vez, ¿Por qué incluso esto tiene que tardar tanto? No, no, no, yo… ¡Ya! ¡Termina de una vez! Apenas si puedo respirar, es más un suspiro, un gemido que una respiración, me sofoco, morir da mucho miedo, tengo miedo. A la luz de la noche la sangre parece un gran líquido rojo carmesí, oscuro, oscuro como la noche. Quizás no fue el método más sutil… no importa, ya no importa, este es el último problema que le causo al mundo. Mañana cuando todo despierten se darán cuenta que el mundo es ahora un lugar mucho mejor.

Solamente quisiera haber probado por última vez unas ricas fresas cubiertas de chocolate, si… ¿Pero en que estoy pensando? Estoy muriendo y solo pienso en mi comida favorita, tengo mucho frio, debí haberlo hecho dentro de la casa, o cubrirme con una manta. ¡No! ¡¿Qué va!? Por una vez quiero causar los mínimos problemas posible, a menos así podrán limpiar la sangre con una manguera, nadie tendrá que lavar nada.

El charco de sangre esta ya frio, o quizás ya no siento nada más que este horrible frio, ¡Cuánto frio! Tengo mucho sueño, debería dormir, así no me daré cuenta cuando deje de sangrar, cuando se termine mi sangre, y mi vida con ello. Simplemente, me iré, me iré para no regresar jamás, que gran alivio. Los dejare, no volveré a molestarlos, se los prometo.

Se me dificulta mucho respirar, tengo que abrir la boca para jalar aire, el frio y cortante aire, siento que mi cuerpo pierde peso con cada exhalación, tengo la boca seca, mucha sed, no siento la lengua, creo que ya deje de llorar; esperen, creo que también deje de sangrar, eso significa que ya…

Hace mucho frio, todo esta tan solitario, demasiado oscuro.

Adiós.